Semaglutide

Aunque la forma exacta en que la semaglutida causa la pérdida de peso no está clara, tiene algunas funciones específicas que se cree que son responsables de sus efectos de pérdida de peso. Un efecto no tan obvio pero muy beneficioso de la semaglutida incluye su impacto en el cerebro. La semaglutida actúa sobre el hipotálamo, una parte del cerebro similar a un termostato que controla algo más que la temperatura corporal.

El hipotálamo también regula nuestro estado de ánimo, la presión arterial, el sueño e incluso el deseo sexual. Pero una función esencial relacionada con la pérdida de peso es la sensación de hambre y saciedad controlada por el hipotálamo. Semaglutide altera el sistema de recompensa de alimentos y prolonga nuestra sensación de saciedad. Los pacientes que toman este medicamento en nuestra práctica rutinariamente nos dicen que ya no tienen antojo de sus alimentos poco saludables favoritos. Les resulta más fácil optar por opciones más bajas en grasas y más saludables. Finalmente, la semaglutida ralentiza la motilidad del tracto gastrointestinal. En pocas palabras, la semaglutida mantiene la comida en el estómago por más tiempo de lo habitual, lo que lo mantiene lleno por más tiempo.